Estas baterías se asientan sobre la base de dos materiales, el primero ya lo hemos nombrado, el aluminio, y el segundo es un viejo conocido que viene dejando promesas a lo largo y ancho de casi todos los sectores que agrupa el mundillo tecnológico. Sí, hablamos del grafeno.

Gracias al uso de ambos materiales es posible construir este tipo de baterías que además de recargar muy rápido tendrían otro punto positivo a su favor, y es que su coste de producción sería muy pequeño, por lo que podrían comercializarse a precios realmente bajos.

Junto a esto debemos tener en cuenta que también serían mucho más seguras que las baterías de litio, ya que al contrario que aquellas, que son altamente reactivas, las baterías basadas en aluminio y grafeno no tendrían riesgo alguno de explosión.

Sí, parece la batería perfecta, ya que gracias a sus propiedades también podría ser utilizada en dispositivos flexibles sin ningún tipo de problema, puesto que al ser doblada o moldeada de cualquier otra forma no presentaría riesgo de explosión y su vida útil sería muy larga, resistiendo muchos ciclos de carga, pero presenta una importante desventaja frente a la baterías tradicionales.

A diferencia de aquellas las baterías de aluminio y grafeno tienen una potencia considerablemente menor, en concreto un 50% menos de salida, algo que podría llegar a complicar su llegada a buen puerto.