Gentileza.

El acto contó con la presencia de los beneficiarios renales y donantes del Programa de Trasplantes de Órganos y Tejidos que lleva adelante el Hospital Escuela de Medicina UNA, actualmente centro referente en tratamiento de trasplantes del país; además de la máxima autoridad de la Facultad, el Prof. Dr. Laurentino Barrios, el Director del Hospital, Dr. Jorge Giubi, y el Abog. Rubén Ovelar, Director de la Fundación Renal del Paraguay; apoyando al equipo de nefrólogos encabezado por la Prof. Dra. Idalina Stanley, Jefa del Dpto. de Nefrología Adultos.

“Esto es un ejemplo, porque dentro de toda esta diversidad tratamos de aunar el esfuerzo y eso es muy importante para llegar a la meta y tener éxito; en materia de medicina todavía tenemos pendientes con nuestros pacientes en cuanto a tratamientos para el sector público principalmente; por ello nuestro mayor desafío es llevar a cabo la formación de especialistas en trasplantes, porque estos pacientes requieren de una atención muy especializada, cualquier tardanza o cualquier error puede ser mortal, entonces hay que seguir formando médicos de calidad para poder ofrecer lo mejor a nuestros compatriotas” expresó el Prof. Dr. Laurentino Barrios, decano de Medicina.

Por su parte el Abog. Rubén Ovelar, de la Fundación Renal del Paraguay destacó los logros de la labor del plantel de trasplante del Hospital, y refirió sobre el orgullo que sienten por poder aportar para la causa.

 “Nos llena de orgullo poder ser parte de este compromiso y así ayudar a los pacientes renales de nuestro país; en este día aprovechamos para renovar nuestros lazos con esta Institución y renovar el compromiso con el Hospital de Clínicas; uno de los testimonios de apoyo es la habilitación del área de hemodialisis pediátrica, que hace más de un año empezó a beneficiar a los pequeños pacientes enfermos renales que acuden hasta este hospital referente de nuestro país”, manifestó.

En la ocasión se aprovechó la oportunidad para informar y concienciar a la ciudadanía sobre la realidad de la donación de órganos y la posibilidad de hacerse donante.

“Donar un órgano para salvar una vida es un acto de gran valentía que un ser en vida puede hacer por otra, pero más aún si en circunstancias de muerte encefálica una persona que haya expresado en vida la voluntad de ser donante y con el respeto de los familiares, llegar a cambiarle las condiciones de salud a otras es aún más generoso”, refirió la Prof. Dra. Idalina Stanley, Jefa del Dpto. de Nefrología Adultos.

Las estadísticas del Programa que lleva adelante el Hospital Escuela de la UNA, reactivada en noviembre del 2014, registran 76 exitosos trasplantes renales, de los cuales 2 se dieron en pacientes pediátricos.

“Las cifras de trasplantes por donantes cadavéricos están muy por debajo del objetivo ideal, ya que todavía son muy escasas las donaciones cadavéricas en nuestro país; no así en otras partes del mundo, donde se ven más implantes por donaciones cadavéricas que por donantes vivos; por ello es que nosotros tenemos que recurrir a donantes vivos; faltan políticas gubernamentales que promuevan las donaciones cadavéricas y de este modo la población pueda asumir su responsabilidad social de este modo”, explayó la nefróloga.

Como representante de donante vivo, Norma Sánchez, abogó a la reflexión sobre esta acción, que como la misma expresó puede ser muy fácil decirlo o pedirlo, pero se trata de un acto humano que puede salvar muchas vidas y mejorar la calidad de otras; “Después de tanto sufrimiento, y días en el hospital encontramos la salvación, después de realizar los estudios correspondientes salí como posible donante, y gracias a eso hoy en día mi marido volvió a nacer, tiene una vida normal y sin dolor; gracias a Dios nosotros tuvimos esa posibilidad, pero tambien pensamos en los que están expectantes a un donante cadavérico, y por ellos seguiremos alentando a la conciencia por la donación de órganos, si todos ayudamos a difundir, muchas vidas van a sanar”.

Como cada año, se realizó el levantamiento de las copas y los presentes brindaron con agua, como un acto simbólico por la vida, atendiendo que no cura la enfermedad pero es el líquido vital que protege los riñones, evitando así un menor riesgo de desarrollar enfermedades renales crónicas

  Cabe mencionar que la fecha conmemorativa establecida se da en homenaje al primer trasplante cardiaco realizado en el Paraguay en el año 2006.

Fuente: Facultad de Ciencias Médicas.