En el cuarto día de novenario a la Virgen de Caacupé, el monseñor Pedro Collar, obispo de la diócesis de Misiones y Ñeembucú, desarrolló el tema “Jesús llama a los jóvenes a ser educados en el ámbito de la familia cristiana, para vivir los valores evangélicos en la sociedad”,
El obispo afirmó que la familia es la célula primera y vital de la sociedad, y que el desinterés por la comunidad social acabaría por destruir a la propia familia. "La misión de la familia de estar a favor de la vida es ahora más urgente que nunca pues ha surgido una mentalidad contra la vida que se ha difundido extensamente”, dijo el religioso.
Afirmó que la familia constituye la sede de la cultura de la vida y que los matrimonios están llamados a vivir el día a día con la gracia de Dios. "Es deber de los padres crear un ambiente de familia, animado por el amor, por la piedad hacia Dios y hacia los hombres, que favorezca la educación integral, personal y social de los hijos”.
Indicó es hora de que los padres y las madres se impliquen más en la educación de los hijos ya que "el papel de los padres es insustituible”.
En cuanto al matrimonio, el religioso dijo que este debe ser "fiel, indisolubre y fecundo” y que dentro del mismo "los esposos están llamados primeramente a buscar el bien de ambas partes y luego tiene que tener como fruto la fecundidad, que es una dimensión del hombre y de su amor”.
Igualmente dijo que las familias cristianas deben aportar sus mejores esfuerzos para que las decisiones políticas vayan encaminadas a favor de un modo de sociedad más humana, más justa y más auténtica.
"La familia cristiana es como la Iglesia en miniatura; la familia recibe el amor de Cristo y está llamada a transmitir este mismo amor que salva a los hombres, y la Iglesia está llamada a acompañar la misión educativa de los padres”, acotó.