Para el estudio, los investigadores entrenaron a perros para enseñarles a distinguir imágenes de la misma persona realizando expresiones ya se de alegría o enojo. En cada caso se le mostró a los animales solo la mitad de arriba o debajo de la cara. Tras entrenarlos en 15 pares de imágenes, se probaron las habilidades discriminatorias de los perros en 4 pruebas distintas, incluyendo:

(1)  la misma mitad de la cara que en el entrenamiento por con rostros nuevos,

(2)  la otra mitad de las caras utilizadas en el entrenamiento,

(3)  la otra mitad de los rostros nuevos y

(4)  la mitad izquierda de los caras del entrenamiento.

Los canes pudieron elegir el rostro feliz o enojado más veces de lo que cabría esperar en cada caso. Los resultado, publicados en el diario Current Biology, mostraron que los perros no sólo pueden aprender a identificar expresiones faciales, sino también tienen la habilidad de transferir lo aprendido en un entrenamiento a nuevas señales.

La investigación demuestra que estos animales son capaces de entender que las expresiones de felicidad y enojo tienen significados distintos, y no solamente en personas que conocen bien, pero incluso en caras de personas que nunca antes han visto.

Aún se desconoce cuál es el significado exacto que los canes le dan a las expresiones fáciles, pero el equipo de científicos reporto que estos animales se tardaban más tiempo en aprender a asociar una cara enojada con un premio, evidencia que sugiere que ya tenían una idea basándose en experiencias anteriores de que es mejor alejarse de una persona cuando se ve molesta.

Los investigadores planean continuar con la investigación para averiguar si el papel de la experiencia en la habilidad de los perros para reconocer las emociones humanas. También planean estudiar la forma en que los canes expresan sus emociones y cómo es que estas emociones son influenciadas por las emociones de su dueño.