2019-05-26 | 07:03
Copa ReyValencia de fiesta. El Barcelona en terapia intensiva
LaVozpy- El Valencia fue a Sevilla a por la Copa y destronó al Barça. No es un torneo cualquiera que se pueda jugar con el escudo, no alcanza con disputar solo media hora ni aun siendo el Barcelona, el más laureado con 30 títulos, campeón de las últimas cuatro ediciones, sino que exige el punto de nervio y fiebre que siempre tuvo el equipo de Marcelino. Jugó el Valencia con mucha aplicación defensiva, una gran determinación en ataque y un fuego selectivo cada vez que armó el remate ante Cillessen hasta que se vio vencedor y a punto estuvo de perder por el inconformismo de Piqué y de Messi. El club de Mestalla no podía tener un regalo más bonito en su centenario que la Copa del Rey, segun el PAIS DE ESPAÑA
La única opción azulgrana para ganar la Copa era seguramente la de marcar antes que el Valencia. Un gol a favor podía ayudar a curar de la misma manera que se sabía que un tanto en contra sería poco menos que su sentencia porque el equipo no parecía estar para levantar ningún marcador, para remontar ningún partido, para vencer a ningún adversario, y menos al viril Valencia. No tiene ritmo ni velocidad de balón, tampoco presiona en cancha contraria, aflojado y destensado, sin repliegue defensivo, predecible y vencido, atrapado en un funeral que se repite anualmente: Madrid, París, Turín, Roma y Liverpool.
El Barcelona viaja ahora mismo en la dirección opuesta al Valencia: los azulgrana están de vuelta; los blancos, de ida, van de fiesta en fiesta, de boda en el Villamarín. Tenía el partido muy bien pensado y preparado Marcelino. No tanto Valverde. Apostaban los azulgrana por un encuentro tranquilo, de largas posesiones, tiempo para masticar la jugada con muchos centrocampistas, para pensar y filtrar el pase, para encontrar a Messi y también para no perder la pelota y habilitar las vertiginosas contras del Valencia.
Un fútbol muy pesaroso e inocuo, falto de delanteros, de banquillo y de plantilla, sin más picante que el de Messi. Los azulgrana ya no dan miedo a los rivales sino que desconfían de sí mismos, muy pendientes de no equivocarse, de no conceder ocasiones, en manos de Messi. El Valencia aguardó pues a que se condenara el Barça. Tres veces erraron los azulgrana y Cillessen tomó dos goles, uno por cada costado para sangrar a los dos laterales barcelonistas, al tiempo que Piqué salvó el tercero con 0-0 todavía en el caluroso y festivo campo del Betis.
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