Eso quiere decir que su versatilidad es enorme. El número de usos que permite resulta tan variado como las aplicaciones que deseemos instalar y utilizar. Pero también significa que es vulnerable a los mismos ataques que plagan la informática: virus y troyanos pueden vivir y reproducirse a sus anchas en el teléfono móvil.

 Y lo hacen. Cada vez con mayor frecuencia. El pasado 2014, la empresa de seguridad informática Kaspersky neutralizó 1,3 millones de ataques a móviles de la plataforma Android (usada en el 84 % de smartphones), cuatro veces más que en 2013. La agresión más común la protagonizan los troyanos SMS.

 Casi la mitad de las amenazas corresponde a esta categoría. Estos enemigos silenciosos se esconden en aplicaciones comunes –a menudo funcionales y aparentemente inofensivas– que el usuario descarga y abre.

Un juego, por ejemplo, o una app de linterna. Una vez instaladas, el móvil afectado envía sin intervención del dueño mensajes SMS premium cada cierto tiempo a un número contratado por el atacante. Si el usuario no presta atención a su factura de teléfono, puede encontrarse con una desagradable sorpresa al cabo de unos pocos meses.

 Otras aplicaciones de este tipo recolectan información bancaria del usuario (fundamentalmente los números de tarjetas de crédito que se utilizan en las crecientes compras online), o su información personal.

 La gran mayoría de estas intrusiones se concentra en la plataforma Android. De hecho, casi el 90 % del malware, esto es, el software malicioso, creado para teléfonos móviles tiene como objetivo el sistema operativo de Google, y dos de cada diez de sus usuarios se vieron afectados por alguna amenaza de esta clase durante 2014.