La VoZ digital | Miles se reúnen en Santiago para protestar contra Piñera

2019-11-04 | 15:25

Chile

Miles se reúnen en Santiago para protestar contra Piñera
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Varias convocatorias de marchas Varias convocatorias de marchas
Bloqueos de vías, concentraciones en tribunales de justicia, marchas y un gran cacerolazo nacional son las convocatorias

Lavozpy. - Bloqueos de rutas, concentraciones en tribunales, marchas y un gran cacerolazo nacional son las convocatorias para este “superlunes” de protestas sociales en Chile, donde empieza la tercera semana de una crisis sin salida a la vista y que desgasta al gobierno de Sebastián Piñera.

 

“Esto aún no termina”, dicen los llamados por redes sociales para este “superlunes” en Chile, uno de los países más estables de América Latina hasta el 18 de octubre, cuando un estallido social sin precedentes desde el retorno a la democracia en 1990, sorprendió a un poder político que todavía no vislumbra cómo controlar la crisis.

 

Cientos de manifestantes rodearon la sede del Congreso en Santiago para mostrar su rechazo a la agenda legislativa anunciada por el presidente chileno, Sebastián Piñera, para enfrentar la crisis política y social.

 

Tras congregarse ante las puertas de los Tribunales de Justicia, los asistentes rodearon la sede del Congreso de la capital chilena para hacer escuchar su voz a los parlamentarios que mañana debatirán sobre el proyecto para aumentar las pensiones.

 

En la manifestación, convocada por la plataforma Unidad Social, que incluye a unas 70 organizaciones sindicales y sociales, se pudieron escuchar lemas a favor de una vivienda digna, la reforma tributaria, una nueva constitución, y en contra de las AFP, las empresas privadas que administran los fondos de pensiones.

 

Mauricio Gutiérrez, dirigente de un sindicato de trabajadores de los sectores electrometalúrgico, minero y automotriz, exigió que se frene la reforma de pensiones, ya que “solo profundiza en el sistema actual, que está desbordado y fracasado”.

 

“El presidente tendría que congelar inmediatamente su proyecto de ley y sentarse a conversar con las organizaciones sociales, no con los políticos, porque es la ciudadanía quien se ha organizado”, aseguró Gutiérrez a Efe.

 

Entre los cientos de congregados se pudieron ver banderas de la Confederación Nacional de los Trabajadores de la Salud (Confenats), del Sindicato de Profesionales y Técnicos de Aguas Andinas (SPT) o de “No+AFP”, contrarios al sistema actual de pensiones.

 

El vocero de la Coordinadora “No+AFP”, Luis Mesina, se preguntó: “¿Cómo es posible que la oposición pretenda validar una reforma previsional que mantiene intactas a las AFP, siendo la demanda más sentida en los cabildos de todo el país?”.

 

“La gente tiene profunda y legítima desconfianza” en el Gobierno, dijo Mesina a Efe, quien aseguró que el Ejecutivo “tiene las manos sucias y corruptas”.

 

María Oyarzún, que trabaja como auxiliar en un hospital público, señaló que los manifestantes tienen “muchas peticiones por tantas cosas que no han hecho los políticos” y concluyó que “hay que pelear por nuestros hijos y por nuestros nietos”.

 

La rabia en la calle, que ha dejado 20 muertos, es en contra de un Estado ausente en educación, salud y pensiones dentro de un modelo económico de libre mercado, donde una minoría controla la riqueza del país. De esta manera se han multiplicado las voces de izquierdas y derechas que piden cambiar la Constitución, una herencia de la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990).

 

“Muchas de las urgencias sociales son imposibles de concretar sin una nueva Constitución. Es necesario pasar de una Constitución con un rol subsidiario del Estado a una Constitución con un rol social del Estado”, escribió este fin de semana la exdiputada y exsenadora de derechas Lily Pérez.

 

El presidente Piñera, que tuvo que cancelar la organización de la APEC y la cumbre de clima de la ONU COP-25 previstas para este mes, afirma que prefiere antes que nada “un diálogo amplio”.

 

Sin embargo paga con una caída estrepitosa de popularidad sus errores y tropiezos en la gestión de la crisis desde el primer viernes de protestas violentas, que percibió como un tema de desorden público.

 

En un fin de semana frenético, con saqueos a supermercados, incendios de infraestructuras y desmanes, decretó el estado de emergencia, sacó a los militares a las calles e impuso un toque de queda, todas medidas que se pensaban sepultadas desde la época de mano dura de Pinochet.