Michel Platiní a su arribo a la oficina central de la FIFA para prestar declaración.

"No lucho por mi futuro, sino contra la injusticia", anticipó el suspendido presidente de la UEFA, antes de ingresar a las oficinas del Comité de Apelación, y agregó: "Me pondré delante de ellos, mirándonos a los ojos. Yo no he hecho nada y no tengo miedo a nada, tengo 60 años y nunca recibí una tarjeta roja sobre el terreno de juego".

El francés mantiene su postura de que el acuerdo con Joseph Blatter es completamente legal y de que él es una víctima de lo que está sucediendo: "Si tuviera algo que reprocharme, estaría en Siberia escondiéndome de la vergüenza".

El motivo de la sanción por parte del Comité de Ética fue un pago de 1,8 millones de euros (2 millones de dólares) que Platini recibió de la FIFA con la autorización de Blatter en 2011, por un trabajo de asesoría que el ex futbolista de la Juventus hizo para el organismo entre 1998 y 2002.

Ambos dirigentes fueron castigados con 8 años de exclusión de toda actividad relacionada con el fútbol y esto provocó que el francés no pudiera presentarse como candidato a presidente de la FIFA en las elecciones del próximo 26 de febrero, para las cuales, hasta antes de que se conociera este escándalo, era el principal candidato.

Antes de que se conociera el fallo, los directivos fueron convocados a prestar una última declaración, pero el hombre que supo ser Balón de Oro en 1983, 1984 y 1985 eligió no presentarse, ya que entendía que los jueces ya habían tomado una decisión: "Decían todo en los periódicos, de modo que no valía la pena oír lo que ya estaba en los medios".

Sin embargo, Platini cree que esta vez es diferente y tiene esperanza de que su situación se modifique: "Ya veremos qué pasa. Quizás no todo esté perdido". El veredicto se conocería esta misma semana.

Mañana será el turno de Blatter, quien desde el 21 de diciembre, cuando se conoció su sanción, no ha vuelto a aparecer en público, ni siquiera para emitir opinión sobre la gala del Balón de Oro, a la cual pretendía asistir a pesar de su condena, pero finalmente decidió seguirla por televisión.