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Según los antecedentes, los abusos ocurrieron en el 2016, de forma sistemática, desde que la niña tenía 7 años de edad, cuando el acusado inició con manoseo. Luego, al cumplir 9 años comenzó a someterla sexualmente, en ausencia de la madre y demás familiares, con la promesa de llenarla de regalos y por medio de chantajes para que mantenga en secreto el hecho.

Caso contrario le advirtió que él iría a parar a la cárcel y a ella su madre la castigaría. En otro momento, también amenazó a la niña con atentar contra la vida de su mamá en caso de contar lo que estaba sucediendo.

Las agresiones sexuales se repetían de forma habitual en el hogar familiar, ubicado en la capital del Alto Paraná, donde convivía el acusado con la madre de la víctima desde hacía unos 8 años aproximadamente.

El hoy condenado trabajaba como guardia de seguridad y aprovechaba el tiempo en que su pareja salía a trabajar fuera de la casa para abusar de la menor, en diversas ocasiones, dentro de la vivienda y propiciaba igualmente momentos fuera de ella para cometer el hecho.

Todo esto sucedió hasta que la víctima cumplió los 12 años de edad, cuando en fecha 24 de marzo de 2019 decidio contar a sus familiares lo que estaba sucediendo con ella.

El hecho inmediatamente fue denunciado y la pequeña inspeccionada por un médico forense del Ministerio Público. El hombre fue detenido en la misma fecha y con los elementos contundentes obtenidos, como ser la evaluación sicológica, Cámara Gesell y testimonios de varias personas, la fiscal Vanesa Candia propició la condena a 20 años de pena privativa de libertad, que fue dictada por el Tribunal de Sentencia, compuesto por Flavia Recalde, Emilia Santos y Milciades Ovelar.

Fuente: Ministerio Público