El gobierno del presidente estadounidense, Joe Biden, ha comprado suficientes dosis de tamaño infantil -en viales especiales con tapa naranja para distinguirlas de las vacunas para adultos- para los aproximadamente 28 millones de niños de 5 a 11 años del país. Si se aprueba la vacuna, se enviarán rápidamente millones de dosis a todo el país, junto con agujas de tamaño infantil.
Un estudio de Pfizer realizó un seguimiento de 2.268 niños de ese grupo de edad que recibieron dos inyecciones, con tres semanas de diferencia, de un placebo o de la vacuna de baja dosis. Cada dosis era un tercio de la cantidad administrada a los adolescentes y adultos.
Los investigadores calcularon que la vacuna de baja dosis fue casi un 91% efectiva, basándose en 16 casos de COVID-19 en los jóvenes que recibieron las inyecciones ficticias, frente a tres casos entre los niños vacunados. No se registraron enfermedades graves entre ninguno de los jóvenes, pero los vacunados tenían síntomas mucho más leves que sus homólogos no vacunados.
Además, los niños pequeños que recibieron las vacunas de baja dosis desarrollaron niveles de anticuerpos contra el coronavirus tan fuertes como los adolescentes y los adultos jóvenes que recibieron vacunas de potencia normal.
Se trata de información importante si se tiene en cuenta que las hospitalizaciones de niños, en su mayoría no vacunados, alcanzaron niveles récord el mes pasado.
Los CDC informaron a principios de esta semana que, incluso cuando la variante delta aumentó entre junio y septiembre, las vacunas de Pfizer fueron un 93% eficaces para prevenir las hospitalizaciones entre los jóvenes de 12 a 18 años.
El estudio de Pfizer sobre los niños más pequeños reveló que las vacunas de baja dosis eran seguras, con efectos secundarios temporales similares o menores a los que experimentan los adolescentes, como dolor en los brazos, fiebre o malestar.
El estudio no es lo suficientemente amplio como para detectar efectos secundarios extremadamente raros, como la inflamación del corazón que se produce ocasionalmente tras la segunda dosis, sobre todo en hombres jóvenes.
Aunque los niños corren un menor riesgo de enfermedad grave o muerte que los mayores, el COVID-19 ha matado a más de 630 estadounidenses de 18 años o menos, según los CDC. De acuerdo a la Academia Americana de Pediatría, casi 6,2 millones de niños se han infectado con el coronavirus, más de 1,1 millones en las últimas seis semanas con el aumento de la cepa delta. Infobae