Imagen ilustrativa. GENTILEZA

 En estos días festivos, el Centro Nacional de Quemaduras y Cirugías Reconstructivas (Cenquer) hace un llamado a la conciencia ciudadana para que los niños y adolescentes no manipulen fuegos pirotécnicos y así evitar quemaduras o amputaciones que pongan en peligro sus vidas.

El director del Cenquer, Saúl Zaputovich, apela a la conciencia ciudadana por el peligro que genera el uso de fuegos pirotécnicos por parte de los niños y niñas ya que ellos no tienen la capacidad de medir el peligro al que se exponen al utilizarlos.

«Nosotros siempre recalcamos el peligro del uso de los fuegos pirotécnicos en los niños, ya que el adulto que los utiliza está plenamente consciente de lo que esto puede llegar a provocarle desde una simple quemadura hasta la amputación de algún miembro poniendo en riesgo la vida misma», manifestó el galeno.

Reiteró que el infante que manipula este tipo de artefactos explosivos es totalmente inconsciente de sus actos, por lo que la responsabilidad recae exclusivamente en los adultos, de ser posible se debe evitar su utilización, sin embargo, los padres o tutores que permitan su uso deben educar y supervisar en todo momento su correcto manejo para poder protegerlos.

Refirió que los índices de accidentes a causa del uso de los petardos en niños, niñas y adolescentes en el país sigue muy elevado por lo que apelan al manejo responsable de los mismos.

«La bombita inocente no existe, desde el fosforito hasta el 12 por uno, o cualquier tipo de pirotecnia que ustedes imaginen es absolutamente riesgoso», aseguró este martes Zaputovich en entrevista con Radio Nacional del Paraguay.

Aconsejó que sí la familia decide utilizar los explosivos, por lo menos lo hagan en espacios abiertos y con la seguridad que requiere el artefacto y por sobre todo que la persona que lo manipule no esté bajo los efectos del alcohol.

En otro momento de la entrevista el director retó a las familias a pasar una Navidad «sin accidentes y en paz» con todos los seres queridos reunidos. «No vale la pena que, por un minuto de encendidos de petardos, se pase mal las fiestas». IP