Los pobladores de Attawapiskat viven en precarias condiciones de vida y recurren con frecuencia al suicidio.

Se trata de la pequeña comunidad de Attawapiskat, en el norte de Canadá y con solo 2.000 habitantes. En marzo de este año se contabilizaron 28 suicidios y más de 100 personas intentaron quitarse la vida desde septiembre de 2015.

Las víctimas son, en su mayoría, jóvenes que caen en la depresión por no poder cambiar sus precarias condiciones de vida. Según los informes de la cadena CTV News, la víctima más joven tenía sólo 11 años.

Justin Trudeau, el primer ministro canadiense, calificó la noticia como "desgarradora" durante un discurso en Montreal y se comprometió a mejorar la vida de los aborígenes de esa y otras regiones del país, según lo publicó en su cuenta oficial de Twitter.

Un miembro del Parlamento local, Charlie Angus, se refirió a la situación como una "pesadilla creciente" y dijo que cada vez se producen más intentos de suicidio, sobre todo en invierno.

El gobierno regional de First Nations, las naciones originarias de Canadá, también decretó estado de emergencia ante la crisis de suicidios. La agencia federal de salud envió consejeros para asistir a los integrantes de esa comunidad y evitar más muertes.

Otra comunidad aborigen de la provincia de Manitoba solicitó ayuda federal tras sufrir seis suicidios en dos meses y 140 intentos en dos semanas.

Los aborígenes son el 4% de la población canadiense, unos 1,4 millones de personas que registran los mayores niveles de pobreza y corta esperanza de vida. Son víctimas de crímenes violentos, adicciones, encarcelamientos y un espiral de suicidios que crece cada día.