2022-11-02 | 17:40
BRASILEl bolsonarismo se hace sentir entre protestas y bloqueos a tres días de la victoria de Lula
La transición entre el mandatario saliente Jair Bolsonaro y el presidente electo 'Lula' da Silva avanza. El izquierdista expresó su voluntad de que la transición entre administraciones comience este jueves, 3 de noviembre, cuando el vicepresidente electo, Geraldo Alckmin y la presidenta del Partido de los Trabajadores, Gleisi Hoffmann, se reunirán en Brasilia con el jefe de Gabinete de Bolsonaro, Ciro Nogueira.
Sin embargo, el panorama en las calles está lejos de haber vuelto a la normalidad luego del pronunciamiento de Jair Bolsonaro, que reiteró que las protestas deberían garantizar el derecho a la movilidad.
Este miércoles 2 de noviembre, las manifestaciones y bloqueos de los partidarios de Bolsonaro siguen teniendo lugar en al menos 15 estados, entre ellos São Paulo, Minas Gerais y Rio Grande do Sul, según la prensa local.
En Mirassol, en el interior del estado de São Paulo, un conductor atropelló a una turba de manifestantes que estaban bloqueando la vía. La prefectura reportó al menos 10 heridos tras la embestida, uno de ellos menor de edad.
Estos territorios sufren las consecuencias de los bloqueos que comenzaron el lunes por la mañana, el día después de la victoria del presidente de izquierda. Decenas de viajes en autobús y avión fueron cancelados, graves retrasos en las entregas de productos fueron reportados; lo que provocó interrupciones en las cadenas de suministro y en consecuencia, escasez en las gasolineras y los supermercados. El transporte por carretera es esencial en Brasil, un país de dimensiones continentales con pocos ferrocarriles.
En varias partes del país, la policía ha utilizado gases lacrimógenos para dispersar a los manifestantes. En las últimas horas, las fuerzas de seguridad han puesto fin a 490 bloqueos, pero aún quedan 191 parciales o totales, según un informe publicado el martes en la noche.
Sin embargo, algunos observadores han criticado la lentitud de la policía para reaccionar, dado que muchos de sus miembros son aliados de Bolsonaro. El día de las elecciones presidenciales por ejemplo, la policía federal desempeñó un papel bastante sospechoso cuando realizó controles de carretera, sin previo aviso, en los estados del Nordeste, bastión de 'Lula', y bloqueó durante varias horas los autobuses que llevaban a votantes de izquierda a las urnas.
Los manifestantes rechazan categóricamente los resultados del 30 de octubre
Tras las restricciones "preventivas" de acceso a la Plaza de los Tres Poderes, donde se encuentran el palacio presidencial, el Parlamento y el Tribunal Supremo, la capital, Brasilia, estaba en relativa calma el miércoles.
Pero en São Paulo, una convocatoria circuló en las redes sociales a través de cuentas pro-Bolsonaro para "la mayor movilización de la historia" en la Avenida Paulista. Los manifestantes se concentraron el miércoles pidiendo una "intervención militar" frente a la sede de las Fuerzas Armadas.
"Exigimos seguir disfrutando de nuestra libertad. Somos patriotas en Brasil y no toleramos que nos gobierne un criminal. ¡Intervención federal!", dijo una manifestante pro-Bolsonaro a la agencia de noticias AFP.
Los manifestantes rechazan el resultado de las elecciones del 30 de octubre. Consideran que los comicios se vieron empañados por irregularidades y muchos de ellos se fían en los cientos de mensajes recibidos por las redes de WhatsApp o Telegram, cuya veracidad rara vez se verifica. Los grupos más vehementes que apoyan al presidente saliente siguen repitiendo en las redes su determinación de “mantenerse en la calle y de resistir hasta el final”.
En una de las protestas de este miércoles hizo presencia, aunque de incógnito, el futbolista Robinho, ex de la selección brasileña y acusado de violación. A principios del pasado mes de octubre el Ministerio de Justicia de Italia pidió la extradición del jugador para que haga frente a su condena a nueve años de prisión por un delito de violencia sexual.
Pero según Caio Manhanelli, consultor político y director de la Asociación Brasileña de Consultores Políticos, la movilización de los bolsonaristas va perdiendo fuerza y en referencia a las manifestaciones de este miércoles, el experta opina que no se puede hablar de "una gran protesta".
De una población de unos 214 millones de habitantes, un "5% de la población sigue indignado con relación a los resultados electorales". Pero el especialista advierte que "se enseña que hay patrocinio (de las protestas por parte de ciertas empresas), lo que puede generar procesos - incluso - criminales" contra estos actos que "atentan contra la democracia" ya que piden precisamente la intervención de las fuerzas armadas, en otras palabras, "un golpe de estado".
El ambiguo discurso de Bolsonaro dos días después de su derrota
El martes 1 de noviembre, tras un largo silencio de dos días, Bolsonaro se comprometió a respetar la Constitución, aunque no reconoció explícitamente su derrota ante su oponente. El presidente no tuvo muchas opciones, ya que sus aliados políticos empezaron uno tras uno a reconocer la victoria de 'Lula'.
Durante su discurso de apenas dos minutos, el presidente nunca mencionó el nombre de su rival. Fue necesario que su jefe de gabinete, Ciro Nogueira, aclarara, una vez terminado el discurso, que "el presidente (le) ha autorizado, de acuerdo con la ley, a iniciar el proceso de transición" con el equipo del presidente electo Luiz Inácio 'Lula' da Silva.
Bolsonaro había comenzado su declaración agradeciendo a los "58 millones de brasileños" que le votaron antes de hablar de la movilización de sus seguidores. Pero el presidente saliente no quiso echarles la culpa.
Todo esto no es más que "el fruto de la indignación y del sentimiento de injusticia relacionados con la forma en que se ha llevado a cabo el proceso electoral", declaró al tiempo que condenaba la violencia y afirmaba que "(los métodos de sus simpatizantes) no pueden ser los de la izquierda".
Tras su ajustada derrota (49,1% a 50,9%), Bolsonaro, que sigue siendo el jefe de Estado en funciones hasta el traspaso de poder el1 de enero, se aisló en su residencia oficial en Brasilia. Su silencio había preocupado al lado ganador y recordado a muchos que el mandatario había amenazado con no reconocer el veredicto si perdía.
Pero poco después de su discurso del martes, Bolsonaro fue a reunirse con miembros del Supremo Tribunal Federal como gesto de pacificación. En un breve comunicado, la institución elogió la actitud del jefe del Estado, que, según dijo, "reconoció el resultado final de las elecciones". France24
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