La VoZ digital | Las mil caras de Sebastián Marset: futbolista, productor musical y máximo capo narco uruguayo

2022-11-06 | 05:06

Narcotráfico

Las mil caras de Sebastián Marset: futbolista, productor musical y máximo capo narco uruguayo
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Sebastián Marset, el narcotraficante uruguayo de una talla sin precedentes, supo y sabe ser un hombre de varias caras: fue productor de espectáculos, productor agropecuario, futbolista profesional, contratista, dueño de un taller. Sin embargo, mientras desarrollaba su potencial en distintos rubros, su carrera criminal crecía y se posicionaba como uno de los narcos más poderosos de la región.

Actualmente carga con una orden de detención emitida por Interpol y es considerado como principal ideólogo, organizador y supervisor de una impresionante red internacional de narcotráfico que carga en sus espaldas con amenazas y asesinatos.


Investigadores coinciden en que Marset es el narco uruguayo de mayor poder y representa una amenaza jamás atravesada. Además de tener varios frentes de investigación abiertos y ser considerado responsable de grandes cargamentos de droga incautados, el uruguayo está siendo investigado en Colombia por ser el presunto autor intelectual del asesinato de Marcelo Pecci, un fiscal antidrogas paraguayo.

Los primeros pasos en el narcotráfico
El primero de diciembre de 2012, la Justicia uruguaya iniciaba una investigación contra Sebastián Marset que finalizó con su procesamiento sin prisión por receptación (ayudar a los responsables de un delito). Diez meses después, fue procesado por tenencia de estupefacientes.

Tenía 21 años cuando se acercó a Juan Domingo Viveros Cartes, tío del ex presidente paraguayo, Horacio Cartes. En ese entonces coordinó la llegada a Uruguay de 450 kilogramos de marihuana en una avioneta piloteada por el propio Juan Domingo, apodado “Papacho”. Así fue como, en julio de 2012, la Justicia condenó al paraguayo (Operación Wayra) y, en octubre de 2013, a Marset, luego de un operativo en el que fue detenido con marihuana y cocaína (Operativo Halcón). Días después, Marset admitió que era el destinatario del cargamento incautado por la operación Wayra.

El uruguayo ingresó en el Penal de Libertad, una de las mega prisiones uruguayas de gran población carcelaria. Según coinciden investigadores, su pasaje por esta cárcel le permitió ampliar su red de contactos y vincularse a otros narcotraficantes que se encontraban cumpliendo penas en el centro de detención.

Al salir de prisión en 2018 fue detectado viajando a Paraguay y a Bolivia, situación que prendió las alarmas de la Unidad de Inteligencia Sensible (SIU) de Paraguay por intermedio de la DEA, según informó El Observador. Ese mismo año fue procesado por el homicidio de su mejor amigo en el balneario Las Toscas, asesinado de un disparo en la playa.

En enero de 2019, intentó tramitar el pasaporte uruguayo a través del consulado en Santa Cruz de la Sierra (Bolivia), pero la solicitud fue rechazada porque tenía dos causas abiertas en el país. Mientras tanto, utilizaba un pasaporte boliviano con una identidad falsa y forjaba, en las tinieblas, un imperio.

El hombre de las mil caras: desde productor de espectáculos hasta futbolista
Ya en 2020 Marset, su pareja Gianina García Troche -también uruguaya- y sus dos hijos se instalaron en Paraguay. Los lujos no le eran ajenos: autos de altísima gama -uno de ellos blindado-, un departamento millonario en Asunción -piso 15 del Palacio de los Patos- y una serie de supuestos nuevos trabajos a través de las cuales se presume que lavaba dinero.

Marset se asoció al narco Jose Insfrán, fundador de Mastian Productions, una empresa encargada de producir eventos. Según El Observador, Romeo Santos, Chichi Peralta y Rombai fueron algunos de sus clientes. También estuvo vinculado a través de uno de sus testaferros, Alberto Koube Ayala, al Grupo Tapyracuai S.A, una empresa de venta de vehículos todo terreno, motocicletas y embarcaciones que después se convirtió en Total Cars, con sede en Asunción y Ciudad del Este (Paraguay).

A través de otro dos testaferros, el clan de Marset estuvo vinculado a otras corporaciones, entre ellas Industrial Aceitera S.A.C, en Capiatá, y San José Import-Export, en Ciudad del Este.

En 2021 decidió ser futbolista profesional y, luego de pagar USD 10.000 por la camiseta número 10, se hizo su lugar en Deportivo Capiatá, un equipo de la B paraguaya. Marset habría invertido importantes sumas de dinero en el club e incluso le regaló dos yates, una quinta y una casa al entrenador, según informó La Diaria.

También estuvo vinculado al club Rubio Ñu y realizó inversiones para remodelar el estadio y mejorar las instalaciones del club. En ese ámbito, desarrolló diversos mecanismos para lavar dinero, como por ejemplo convirtiendo a sus empresas en auspiciantes de los cuadros ya mencionados y más, como River Plate de Paraguay. Se presume que otra de estas maniobras fue la venta de jugadores al Trikala, un equipo de la B griega. Poco tiempo después dio sus primeros pasos como contratista.

El “clan familiar”
Para poder montar lo que la inteligencia regional llamó “clan familiar”, Marset se rodeó de familiares y conocidos que lo ayudaban a disimular sus negocios ilícitos a través de la conformación de empresas e inversiones. Entre los identificados por oficiales de inteligencia de Brasil, Argentina y Paraguay como parte del clan se encuentran a su pareja Gianina García Troche y al menos ocho personas más.

Además, aparece Federico Santoro Vasallo, un uruguayo buscado por Interpol por ser el presunto encargado de transportar a los pasajeros del avión iraní Emtrasur que aterrizó en Argentina. Según la ministra de la Secretaría Nacional Antidrogas de Paraguay, Zully Rolón, Santoro es una pieza clave en la circulación de dinero proveniente del narcotráfico entre la triple frontera Argentina-Paraguay-Brasil.

En tanto, Marset se habría asociado al clan de la familia Insfrán, liderado por el paraguayo Miguel Ángel Isfrán -conocido como Tío Rico-, informó la Unidad de Investigación Sensitiva de la Senad, la Secretaría Antidrogas del Paraguay.

Mientras forjaba todo este frente de empresas, su carrera como narcotraficante crecía en la oscuridad: producía cocaína en Bolivia, la acopiaba en Paraguay y la distribuía principalmente en el mercado europeo.

Según detalla la Senad, el narcotráfico consta de cinco etapas y Marset se encargaba de ellas en su totalidad. La producción la llevaba a cabo principalmente en Bolivia y Colombia. El tránsito, desde Bolivia hacia el Chaco paraguayo, en donde se distribuía a lo largo y ancho del territorio para su acopio, en distintos lugares del territorio. Luego llegaba el momento de la exportación y distribución en el mercado internacional. Por último, el lavado de dinero recaudado a través de distintas actividades pantalla. Para concretar todas las distintas etapas, el clan familiar contaba con aviones, pilotos, campos y camiones, entre otros inmuebles y vehículos.

La detención en Dubái
En setiembre de 2021, Sebastián Marset fue detenido en Dubái por intentar cruzar la frontera portando un pasaporte paraguayo falso. Al no poder ser liberado a través del embajador paraguayo en Qatar, Ángel Barchini, Marset solicitó al gobierno uruguayo que se le otorgara el pasaporte en la sección consular de la embajada de Uruguay en Emiratos Árabes Unidos. En noviembre, la Dirección Nacional de Identificación Civil imprimió su pasaporte con vigencia hasta 2031 y, en enero de 2022, quedó en libertad y pudo continuar su recorrido. Desde ese momento se encuentra prófugo y tiene desde marzo una orden de captura emitida por Interpol.

En Uruguay, sus antecedentes se habían extinguido y las causas que tenía abiertas se habían archivado por falta de pruebas, fue la justificación utilizada por el gobierno uruguayo para la expedición de su pasaporte. Esta entrega generó repercusiones de todo tipo que desembocaron en una interpelación a dos ministros convocada por el Frente Amplio y en una investigación abierta por la Fiscalía General de la Nación.

La organización liderada por Marset y el paraguayo Insfrán fue desarticulada por el mayor operativo contra el crimen organizado y lavado en la historia de Paraguay
La organización liderada por Marset y el paraguayo Insfrán fue desarticulada por el mayor operativo contra el crimen organizado y lavado en la historia de Paraguay
Operación “A Ultranza Py” y el asesinato del fiscal paraguayo Marcelo Pecci
En febrero de este año, la organización de Marset e Insfrán fue desarticulada en la operación “A Ultranza Py”, considerada como el mayor operativo contra el crimen organizado y lavado de dinero dispuesto por el gobierno paraguayo.

Según explicó la Senad, se trataba de “un amplio esquema criminal dedicado al tráfico de toneladas de cocaína desde Sudamérica a puertos de Europa y África” que pudo ser desbaratado luego de 27 meses de investigación y que estaba vinculado a unas 21 toneladas de cocaína incautadas en dos años en Amberes, Bélgica; Roterdam, Países Bajos; Paraguay y Uruguay.

Tres meses después, en mayo de este año, el fiscal Marcelo Pecci fue asesinado durante su luna de miel en Colombia. Pecci había sido parte de la ejecución de la operación A Ultranza Py.

Uno de los detenidos, Francisco Luis Correa Galeano, declaró que “lo ubicaron en Medellín dos hermanos colombianos a petición de una persona que hace parte de una las redes más grandes dedicadas al tráfico de cocaína en Paraguay”, según publicó el diario El Tiempo (Colombia). Tras la investigación realizada por Colombia, Paraguay y Estados Unidos, todo indicaría que se trata del clan Marset-Insfrán.

Además, a Marset se lo vincula También con el asesinato del empresario Mauricio Schwartzmann en setiembre de 2021.


Primer Cartel Uruguayo (PCU) y atentados
Marset es señalado como el fundador del Primer Cartel Uruguayo -copia del Primer Comando de la Capital (PCC) de Brasil- y cuya primera aparición fue en una fotografía del clan en la que todos portaban una medalla con la sigla PCU. Meses después, se incautaron cuatro toneladas y media de cocaína en bloques marcados con la sigla. En marzo de 2021, el gobierno uruguayo incautó el último cargamento vinculado a Marset en el país. Sin embargo, sus vínculos continuaron sorprendiendo.

El 9 de mayo un artefacto explosivo fue colocado en la Dirección General de Represión al Tráfico Ilícito de Drogas -localizada en Montevideo-. El objeto explotó en el estacionamiento y, aunque no hubo heridos, varios vehículos fueron dañados.

Al día siguiente del atentado llegó la amenaza a la fiscal especializada en Estupefacientes de primer turno, Mónica Ferrero. “Estamos un poquito enojados, como ve, con la parte de narcóticos. Ya les dimos un pequeño susto para que vean que no les tenemos miedo. Queremos que nos respeten ustedes para que nosotros los podamos respetar. A partir de ahí, no va a haber atentados ni contra las entidades a cargo de usted, ni contra usted. Si siguen haciendo las cosas difíciles para nosotros, vamos a ser un poquito más duros. Si ustedes flexibilizan, nosotros también lo haremos”, decía el mensaje, que estaba firmado con las siglas del PCU.

La última aparición de Marset fue en agosto de este año, cuando envió un extraño video al Canal 4 Montevideo, desde un teléfono con código de Sudáfrica en el que pedía que “si no tienen pruebas, no hablen” en su contra.

 

 

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