Samantha Fox y su vida rodeada de rotundos éxitos.
Hubo un tiempo en que la mera mención de su nombre paralizaba el mundo. Un tiempo lejano pero con ecos en la actualidad. Ahora, cuarenta años después del éxito conseguido por Samantha Fox, es momento de echar la vista atrás y recordar a esta leyenda de los 80.
Nacida al noreste de Londres en 1966, Samantha Fox tuvo la suerte de vivir la época dorada del pop, el merchandising y los hits pegadizos. No había más que verla cinco segundos sobre el escenario para saber que tenía todo para arrasar. Y así fue.
A los 10 años, hizo su debut en BBC Play cantando 'No Way Out'. La experiencia le gustó tanto que no dudó en comenzar a tomar clases de actuación y de canto.
Cantante de formas rotundas, encadenó varios singles, a mediados de los 80, que sonaron hasta la saciedad en todo el mundo.
'Touch me' o 'Nothing's gonna stop us now' eran himnos pop que simbolizaban fiesta y desenfreno, pero también sensualidad y seducción.
Además, siempre cabía la posibilidad de que la canción fuera acompañada de su videoclip, lo que significaba ver a una de las mujeres más deseadas de la época.
Aunque siguió dando conciertos y actuando en televisión, Samantha Fox ya era un eco glorioso de la década anterior. Algo que quedó plasmado con su sexto disco, que llegaría en 1998, siete años después que el anterior.
A pesar de su nulo impacto, Samantha Fox aún tenía sorpresas guardadas para el nuevo siglo. De hecho, en 2003 anunció que mantenía una relación con Myra Stratton, su manager.
En lo meramente musical, Samantha Fox lanzaría su último álbum hasta la fecha en 2005. En 'Angel With an Attitude', la cantante narraba duras experiencias personales, manteniendo el toque electrónico pero con un ritmo más melancólico.
Su última incursión pública fue en 2017 cuando Samantha Fox publicó 'Forever', una biografía en la que desvelaba pasajes terribles que había sufrido durante toda su vida.