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De hecho, el portugués, que se encuentra en estos momentos en las oficinas del Metropolitano, ni siquiera ha acudido esta mañana al Cerro del Espino para entrenarse a las órdenes de Simeone, (por "motivos personales" según la versión del club), consciente de que las negociaciones habían avanzado en las últimas horas.

A la espera de la oficialidad

Tanto es así, que el portugués ya está a la espera de que el pacto tome carácter oficial y pueda ser anunciado como nuevo futbolista del Barcelona, poniendo fin al culebrón que ha protagonizado durante todo el verano, en el que evidenciaría su incomodidad por estar en el Atlético, en el que desestimaría la oferta del Aston Villa por no jugar la Champions y en el que, tras ver cómo se le cerraban las puertas de todos los grandes de Europa, acabaría expresando su deseo de jugar en el Camp Nou.

Así las cosas, aunque el órdago del portugués sería fuerte jugándose todo a la carta de vestir de azulgrana, finalmente se ha salido con la suya, gracias al aval de Joan Laporta y a su estrecha relación con su agente Jorge Mendes.

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