La cantera de Capiatá queda en plena zona urbana, por lo que buscan crear un espacio de atractivo turístico.

Pocos son los vecinos que recuerdan al cerro de Capiatá en su estado original. “Era un cerro grande y alto, era muy difícil llegar hasta arriba, pero en la cima había un oratorio de la Santísima Cruz y para que todos le puedan rezar cada 3 de mayo, solían bajar la Crucecita y el sacerdote venía a oficiar una misa ahí en bajo el cerro”, recuerda doña Ignacia Díaz (78).

Doña Ignacia contó que cuando cumplió los 10 años, empezó a explotarse el cerrito. “Dijeron que era propiedad privada y empezaron a llevar las piedras”, dijo.

Ricardo Duarte (45), indicó que, hasta hace un par de años aun detonaban en el lugar, grandes camiones llevaban todo lo que se podía. “Dicen que las piedras eran que se sacaban de ahí eran muy raras, tenían distintas formas (poligonales) similares a las de la cantera de Marambure (Luque)”, comentó.

En consulta con varios vecinos más, atribuyeron la explotación a los Meyer, una acaudalada familia de San Lorenzo que cuando aparecían por el barrio era toda una festividad pues traían golosinas, tortas y juguetes a los niños.

Sin embargo, tiempo atrás, la familia habría donado la propiedad a la comuna a fin de que la utilicen para crear un espacio público, hasta ahora nadie ha intervenido en el lugar.

 Solo vestigios quedó de aquel cerro monumental: la Cruz que se imponía en la cima fue llevada al templo que lleva por nombre “Santísima Cruz”, un poco de altura y una cantera muy profunda que se ha convertido hasta en un peligro ya que está muy expuesto, sin ninguna restricción.

Los pobladores quieren que la municipalidad construya una ciclovía en el terreno, un parque, inclusive adecuar la cantera para deportes extremos pero ya no quieren que el espacio quede abandonado. De hecho serviría para promover el turismo, alegan.