Un militar que presta servicio en Dimabel fue detenido por el caso investigado del Sargento Riveros, ejecutado en Campo 9.

Siendo las 13:20 horas del viernes, personal interviniente de del Departamento Antisecuestro se presentó en la Dimabel de Asunción para proceder a la detención de Marcelino Delvalle Cantero quien presta servicio en la referida unidad. La aprehensión fue por disposición del fiscal, Edgar Torales, quien investiga la causa del miliar asesinado en Campo 9.

El militar Marcelino Delvalle fue quien vendió el celular del Sargento Riveros ayer fue detendio en su lugar de trabajo, en Dimabel.

Marcelino Delvalle Cantero está sindicado como sospechoso en la desaparición del Sargento 1° Agropecuario, Rodrigo Riveros Rojas, quien desapareció el domingo pasado en zona de J. Eulogio Estigarribia (Campo 9), quien prestaba servicio en la sucursal del Banco Nacional de Fomento (BNF) de la localidad, el sábado por la noche tuvo el último contacto telefónico con su familia y el día siguiente nada se supo de él. Se especuló sobre su extraña ausencia ya que también faltaron dos fusiles M16.

Sin embargo, el miércoles siguiente, Riveros fue hallado muerto a 1.500 metros de la Ruta N° 07 Dr. José Gaspar Rodríguez de Francia en la Colonia Bergthal, en un campo de avena, maniatado y con un disparo en la cabeza.

El joven estaba con ropa particular y en zapatillas, lo que hacía suponer según versiones de boca en boca,  que no llegó a la fuerza hasta el lugar, pues en un forcejeo perdería el calzado, se presumió también que una mujer fue usada de señuelo para sacarlo de su dormitorio. La investigación se maneja herméticamente y datos más precisos no se conocen.  

El efectivo asesinado prestó anteriormente servicio en la FTC en el norte.

GUIADOS POR CRUCE DE LLAMADAS

Según al investigación, hace unos días se activó el teléfono del militar fallecido pero con otro número, lo tenía en su poder una mujer, quien explicó que el aparato celular le dio como regalo su marido, Luis Alberto Villalba Cantero, éste a su vez señaló que le prestó un amigo identificado como, Carlos Aguilera Cano quien manifestó que lo había comprado por G. 100 mil a un excamarada del cuartel, Delvalle Cantero. 

Los elementos utilizados para el crimen, similares a los usados por los unifromados, el tipo de vainilla servida y las cuerdas hizo sospechar fuertemente que los responsables de la ejecución serían militares.