2016-10-27 | 06:12
REFLEXIONES DE UN CIUDADANOEl “No emigrante”, relato compartido por un venezolano
Es en ese momento en que te acuestas cuando explotan en tu interior un sinfín de emociones que te aturden y te hacen sentir una tristeza como nunca antes habías experimentado: cómo estarán tu esposa, los muchachos, el resto de la familia.
La mañana siguientE, si es que medio dormiste, otra vez te golpea la realidad: No estás en tu cama, en tu cuarto, estás solo.
Y te asomas a la ventana y ves que no es tu paisaje, tu ciudad, tus ruidos. Hasta los olores, el aire, todo es diferente.
Estas sensaciones se repiten una y otra vez, a cada amanecer y en cada anochecer que te toca tu ración de soledad. Solo se hacen llevaderas porque dispones de Skype y/o Whatsapp (benditos sean sus creadores) son el antídoto a la locura y el alivio a la depresión.
No voy a tocar el tema de los trabajos que pasé, porque no los pasé. Afortunadamente llegué con alojamiento, comida y trabajo, de manera que ese aspecto creo que cada quien lo vive de manera distinta. Sin embargo, apenas abres la boca o por tu aspecto, se nota que no eres de allí, lo loco es que para ti, los extraños son ellos y no tú, hasta que caes en cuenta lo que significa ser extranjero, eso es lo que ere.
Esa gente, aunque te traten bien, al menos muchos de ellos, tiene diferentes costumbres, gustos, cultura, en fin, no es “tu gente”. De la misma forma te falta ese cielo, tus montañas, tu verde, ese mar Caribe.
Comparás y comparás todo, a cada instante. Incluso te das cuenta que el trato entre ellos no es ni parecido al que tenemos “entre nosotros”, o sea, los venezolanos, al menos con quienes me rodeo o a quienes conozco, somos por lo general informales, cercanos, calurosos, amables, sin barreras o discriminación en razón de que seas de un lugar o de otro. Pero aquí no, aquí se tratan distinto, veo barreras, tal vez al punto de la discriminación en función de que uno sea de un lugar y otro de otro.
Es allí cuando me digo: Si esto es entre ellos que son de su país, qué puedo esperar yo? Y al corroborarlo con el paso del tiempo, veo que el venezolano de verdad es chévere, así en resumen, chévere.
De manera que, por si esto fuera poco, para quien quiera emigrar, sepa también que, por ahora y sabrá Dios hasta cuando, los venezolanos no disponemos de la inmensa ventaja que tienen cualquier otro ser: No podemos ayudar a la familia con remesas, no. Cualquier persona puede enviar dólares desde donde esté hasta el país donde este su familia, y su familia va al banco y recibe los dólares que tanto alivian… excepto si está en Venezuela. Allí el control de cambios impide que sea posible ayudar económicamente a los tuyos desde afuera.
Si a lo anterior le agregas el sentimiento de culpabilidad que genera entrar a un supermercado y conseguir de todo, en las cantidades, presentaciones, marcas, sabores, aromas y cualquier otro atributo que busques. Sin colas, sin que te digan cuánto o cuándo puedes comprar.
Mientras los tuyos allá, en Venezuela, no consiguen nada, o casi nada, y lo poco que consiguen ni es suficiente, ni es lo que realmente quieren, pero “es lo que hay”.
Repito que fue mi experiencia, no necesariamente debe ser la suya, pero bajo esas condiciones, preferí regresar a jugármela con mi gente, a sufrir con ellos pero dispuesto también a luchar por un país mejor. Sencillamente no pude disfrutar de esa normalidad, esa abundancia, sabiendo que en mi tierra los míos la estaban pasando mal y yo no podía hacer nada al respecto. Porque los venezolanos somos los únicos que no podemos enviar remesas a nuestro pais.
Por esas razones, me declaré “No Emigrante”.
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