En el vídeo se puede ver al hombre que aún estaba vivo, después apareció decapitado.

 Era medianoche, Antonio Giménez Romero, estaba durmiendo en su vivienda, un desconocido con aparente intención de cometer un robo, ingresa a la casa forzando la puerta trasera, he ingresa.  

Giménez se despierta tras oir los ruidos y pregunta quien se encontraba allí, al percatarse de que el desconocido tenía un arma blanca, se abalanza sobre él y lo tira al suelo, momento en que aprovecha para salir corriendo hacia el patio de atrás.

Al momento, el desconocido que hacía unos momentos había ingresado a su vivienda sale también amenazando con quitarse la vida con el cuchillo que llevaba, causándose un corte en el cuello, según el parte policial.

El desconocido agonizaba en el suelo, los agentes de policía llegaron para interiorizarse del caso y asistir al herido para acercarle a algún centro asistencia. Sin embargo, utilizan un mecanismo violento para auxiliarle, le amarran una cuerda a la cintura, con vecinos lo toman de los brazos y las piernas y lo lanzan a la cabina de la patrulla, el hombre se retorcía y gemía de dolor.

Posteriormente se da a conocimiento el parte policial en el que califican de un aparente suicidio, pero el corte en el cuello, apareció demasiado pronunciada como para autoinfringírsela.

“Causa de muerte, schock hipovolémico por herida de arma blanca”, fue el diagnóstico de la doctora forense de turno, Araceli Ojeda.

El agente fiscal Hugo Pérez de la Unidad Penal N° 2 de Capiatá, dispuso el traslado la morgue judicial para ser identificado. A casi un mes del hecho, no se realizaron las investigaciones correspondientes sobre el hecho.

Tampoco llamó la atención el trato cruel de los uniformados hacia el hombre que luego falleció en extrañas circunstancias. Un caso más que se ve apañado por la administración del comandante de la Policía Nacional, Críspulo Sotelo quien protege a sus agentes de andares torcidos.