El cardenal Villalba bendice a los presentes en compañía del monseñor Claudio Giménez.

El clérigo no se refirió a cuestiones de índole política ni sociales del país, su homilía se centró meramente en lo religioso.

Comenzó saludando a los presentes y expresando su gran alegría por poder presidir una misa en la Basílica de Caacupé, encomendado por el Papa.

“Veo que el amor de ustedes por la Virgen es más fuerte que las inclemencias del tiempo, los felicito por eso. “Agueru pe’eme maitei rory aguerukava peéme Papa Francisco (traigo para ustedes el saludo que les manda el Papa Francisco), él recuerda con cariño su visita a Caacupé”, dijo.

Agregó que hoy, día de la Inmaculada Concepción de María, es un día de esperanza y de gran belleza.

“Este es un día de llamado a la santidad, estamos invitados a ser la llena de gracias como lo fue la Virgen María”, refirió el cardenal.

En otro momento manifestó que la santidad es un tributo de Dios, solo él es santo, pero quiere que su pueblo también lo sea.

Indicó que la Virgen María es un modelo de obediencia para la voluntad de Dios y que su sí debe ser un ejemplo para todos.

“La Virgen María nos dice hagan siempre lo que Jesús les diga. La Virgen nos lleva a Jesús y un encuentro con Jesús nos cambia la vida; el mundo necesita a Cristo, los jóvenes necesitan a Cristo”, agregó.

Abogó por que los mismos jóvenes sean quienes deben hacerles ver, llevarles a Cristo a otros jóvenes, quienes son “la riqueza y la esperanza de nuestra Iglesia y nuestra bendita tierra guaraní”.

El enviado del Papa recibió como regalo un poncho de 60 listas hecho en la ciudad de Piribebuy y fue declarado por la comuna de Caacupé como visitante ilustre.

De la misa participaron el vicepresidente Juan Afara, la presidente de la Corte Suprema de Justicia, Alicia Pucheta, el fiscal general, Javier Díaz y ministros del Poder Ejecutivo.