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El caso fue exhibido en los principales medios de comunicación del viejo continente, siendo la gente italiana la más molesta con los hechos. Además, la investigación del profesional asegura que el religioso ha caído en estas malas prácticas en más de una ocasión, utilizando los recursos económicos de la Santa Sede para darse estos "placeres". 

En el video, grabado por el reportero, el cura dice en varias ocasiones que ha visitado el burdel y lo hace con su hábito religioso puesto, pues de esta manera "impone respeto" entre las sexoservidoras. Hasta ahora las autoridades de El Vaticano no se han declarado sobre el asunto.

“Nadie se mete conmigo porque aquí te encuentras con gente casada y prometida. Si vienen a decirme algo, les digo que los conozco y que se lo voy a decir a su mujer. Yo luego me confieso“, admitió el párroco al periodista Silvio Schembri.

No conforme con insultura su profesión, el cura presumió de manera altanera que es muy popular entre las trabajadoras del club nocturno y que suele gastar entre 330 ó 440 euros por noche. Entre los servicios que consumo este personaje incluyen masajes "con final feliz", sexo al natural e incluso en una ocasión pagó 600 euros por tener una orgía con cinco de las prostitutas del lugar. 

“Si quieren cometer un pecado, yo se los hago“, dijo.