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En respuesta al último ataque estadounidense a tierras sirias, Putin decidió cortar la línea de comunicación directa entre rusos y norteamericanos. 

Entre otras cosas, la línea servía para evitar incidentes entre las fuerzas aliadas y las rusas en la lucha contra ISIS.

Cabe mencionar, que Siria es aliada de Rusia, quien da una respuesta que demuestra la disposición de Moscú para desafiar a Washington, y que incluso podría llevar a las dos superpotencias nucleares hacia un enfrentamiento militar.

La decisión del mandatario ruso implica que, aviones de Rusia y Estados Unidos, podrían aproximarse unos a otros en misiones de combate, lo que eleva el riesgo de colisiones imprevistas o deliberadas en los transitados cielos de Siria. Un alto riesgo que podría desencadenar una serie de acciones y reacciones hasta llegar a detonar una posible guerra nuclear entre las dos potencias, o inclusive una de mayores proporciones geográficas. Dependiendo de sus respectivos aliados, podría llegar a ser una Tercera Guerra Mundial, según varios entendidos.