Declaró empleada de Néstor Ortigoza: “Le pegaba patadas como una pelota”

Declaró empleada de Néstor Ortigoza: “Le pegaba patadas como una pelota”

“Vengo a decir lo que viví”. Así y con esas palabras tajantes comenzó una declaración clave en la causa por violencia de género contra Néstor Ortigoza, el ex futbolista denunciado a mitad de año por quien fuera su pareja, Lucila Cassiau.

El testimonio es de una vieja empleada del futbolista, quien relató ante la Justicia el día en que vio al actual dirigente de San Lorenzo golpear “como si fuera una pelota” a la denunciante.

La testigo es una mujer de 41 años que realizó tareas domésticas en la casa que ambos compartían. Lo hizo durante largos períodos, aunque entrecortados. La última vez fue a fines de 2023, varios meses antes de la denuncia y la difusión de videos en los que ve al ex jugador gritarle violentamente a la madre de sus hijos.

Entre idas y vueltas, la empleada trabajó un total de 10 años con Ortigoza y Cassiau. “Me sorprendía que Néstor se brotaba por cuestiones domésticas o por cosas sencillas, como que la zapatilla no estaba bien limpia. Ya con eso el día le cambiaba totalmente, le hablaba mal a Luli y le decía que no servía para nada. Ella se pasaba todo el día cocinando cosas que le gustaran a él para agradarlo”, dijo.

En su relato, la mujer se detuvo puntualmente en una situación que ocurrió en el verano del año 2015. Según recuerda, cuando ella llegó a la casa de Ortigoza y Cassiau para cuidar a su hijo más grande -que en ese momento no tenía más de 3 años-, ya se había desatado una fuerte discusión entre ellos.

Había gritos, por lo que decidió llevarse al menor a una de las habitaciones para resguardarlo. “La discusión no sé por qué tema era y estaba bastante exaltado Néstor”, afirmó sobre aquel día.

Tras unos minutos, se escuchó un fuerte golpe proveniente de la cocina y decidió acercarse para ver que había ocurrido. “Cuando entro, veo a Lucila tirada en el piso en posición fetal y Néstor pegándole patadas como si fuera una pelota. Lo único que me salió en ese momento fue agarrarlo de la parte del brazo y tirarlo para atrás. Le dije que por favor la deje, que la estaba matando”, relató la testigo.

Y agregó: “Él le decía a Lucila: ‘Hija de puta, te voy a matar’. Después la dejó, fue a buscar las llaves al living, le pegó una patada a la puerta y se fue de la casa. Esa fue la violencia que yo vi en la casa en ese momento”

Ante la pregunta de la Fiscalía sobre dónde habían sido dadas las patadas, la mujer respondió que la mayoría fueron en la panza y en las piernas. “No le dio en la cara porque Luli se tapó. También le dio en los brazos”, detalló.

Los representantes legales de Ortigoza, por su parte, puntualizaron en si el futbolista estaba calzado o no durante el episodio. A la consulta, la testigo respondió que las patadas fueron propiciadas con zapatillas deportivas. Tras la situación, la mujer contó que sentó a Cassiau y le dijo de ir a hacer la denuncia a comisaría. Si bien en un primer momento la víctima le dijo que no quería porque tenía miedo, finalmente la convenció.

Juntas iniciaron el trámite en una dependencia policial porteña, donde le vieron las lesiones en el cuerpo producto de la golpiza. Sin embargo, el procedimiento se hizo largo, la empleada debió irse y Cassiau quedó sola en la comisaría, finalizando la denuncia.

“Yo me volví y desde ese día Ortigoza no volvió aproximadamente por un mes a la casa”, señaló. Y concluyó: “Luego me enteré de que Lucila retiró la denuncia contra él, no sé por qué fue”.

La representación penal de Lucila Cassiau la lleva adelante el abogado Roberto Herrera, mientras que las abogadas Verónica Hillmann y La Dra. Sandra Becerra están a cargo de la representación civil dado que Ortigoza también está denunciado por ejercer violencia económica contra la víctima y no pasarle a su ex pareja la cuota alimentaria correspondiente.

NO PODRÁ SALIR DEL PAÍS

Ademas pedirán este lunes una medida cautelar para que se le prohíba al exfutbolista salir de la Argentina por la falta de pago de la cuota alimentaria correspondiente.

Miguel Rodas

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