Larissa Riquelme se desmarca de Fabbro: ¿Nueva mujer o memoria selectiva?
Larissa Riquelme volvió a escena con declaraciones que dejaron a muchos con la ceja levantada. En una reciente entrevista en el programa “No Somos Ángeles”, la modelo afirmó estar “soltera” y enfocada en su carrera, como si los años de relación y defensa férrea a Jonathan Fabbro, hoy condenado por abuso sexual agravado, hubieran sido producto de la imaginación colectiva.
Quienes tienen memoria recuerdan con claridad las veces que Larissa lloró frente a cámaras, viajó a visitarlo en prisión, juró su inocencia y enfrentó a quienes lo acusaban. Fue su pareja visible, su defensora pública, y no dudó en tildar de “mentira” las denuncias de la menor, incluso cuando ya existía una causa judicial en marcha.

Hoy, sin asumir una pizca de responsabilidad por ese respaldo, asegura que “siempre estuvo soltera”, como si el historial no existiera. La frase, lanzada con una naturalidad pasmosa, marca un giro radical en su discurso. Pasó de ser la “novia del Mundial” dispuesta a todo por amor, a una mujer que intenta renacer sin mencionar su pasado más polémico.
El contraste no pasó desapercibido. En redes sociales, muchos recordaron sus frases de apoyo incondicional a Fabbro, su insistencia en que la menor “fue manipulada” y su campaña mediática en defensa de un hombre que hoy cumple una condena de 14 años por abuso sexual.
Mientras Fabbro permanece en silencio tras las rejas, Larissa busca reposicionarse como una figura renovada y profesional. Pero lo hace sin autocrítica, sin mencionar su rol en la defensa pública de un abusador condenado, y sin responder a quienes aún esperan una explicación o, al menos, una retractación.
Claro que tiene derecho a rehacer su vida. Pero la forma en que lo está haciendo —borrando el pasado sin siquiera reconocerlo— no convence a todos. La hemeroteca no olvida, y el relato del «nuevo comienzo» no borra lo que quedó grabado en la memoria colectiva.
