Olimpia resucita en Itauguá: remontada épica, dobletes demoledores y un Luqueño que se desmoronó
Olimpia volvió a rugir. Después de cinco partidos sin conocer la victoria, el Decano firmó una remontada furiosa en Itauguá y venció 2-4 al Sportivo Luqueño, en un duelo lleno de emociones, errores costosos y figuras encendidas. Con dobletes de Sebastián Ferreira y Adrián Alcaraz, el franjeado dio vuelta un partido que se le puso cuesta arriba desde el inicio y celebró tres puntos que valen oro en lo anímico.
El duelo en el estadio Luis Salinas, correspondiente a la 21ª fecha del Clausura, enfrentaba a dos equipos con un mismo objetivo: cerrar un año irregular con victorias. El arranque fue parejo, con escasas diferencias y chances repartidas. Quintana avisó para Olimpia y Verza respondió ante Walter González.
Pero el primer golpe llegó del lado auriazul. Walter González, en gran noche, abrió el marcador a los 23’ tras una ráfaga ofensiva del Luqueño. Sin embargo, Olimpia reaccionó rápido y a los 34’, Sebastián Ferreira marcó el 1-1 con una definición quirúrgica ante Aguilar.
Cuando el primer tiempo ya expiraba, Luqueño recuperó la ventaja con una joya colectiva: genialidad de González y definición cruzada de Lautaro Comas para el 2-1 parcial.
El complemento parecía teñirse de amarillo y azul tras la expulsión tempranera de Luis Abreu, dejando a Olimpia con diez. Pero contra toda lógica, el Decano encendió su rebeldía. Un penal sancionado sobre Ferreira terminó en el 2-2 luego de que el propio delantero capturara el rebote tras la primera tapada de Aguilar.
Luqueño se quedó sin respuestas… y Olimpia lo aprovechó. Adrián Alcaraz, figura inesperada de la noche, apareció a los 68’ y 76’ para firmar un doblete que selló la remontada y silenció Itauguá.
Los minutos finales fueron trámite para un Olimpia que supo manejar el resultado con oficio. Del otro lado, el Sportivo Luqueño lamentó haber dejado escapar una ventaja clave en su lucha por los promedios, donde el 2026 lo espera como uno de los más comprometidos.
Olimpia ganó, goleó, gustó y volvió a respirar. Y lo hizo como manda su historia: a lo grande, con carácter y contra todo pronóstico.
