La psoriasis y el verano: cuidados para proteger la piel en época de altas temperaturas
La llegada del verano suele ser sinónimo de actividades al aire libre y exposición prolongada al sol. Para las personas que viven con psoriasis, esta temporada puede representar un desafío, ya que las altas temperaturas, el sudor y la exposición solar pueden influir en la condición de su piel.
“La psoriasis es una enfermedad inflamatoria crónica de la piel que puede empeorar con factores ambientales como el calor excesivo y la humedad. Sin embargo, con los cuidados adecuados, el verano no tiene por qué ser una época de complicaciones”, señala la Dra. María Paz Fabio. La especialista advierte que cada paciente es único, por lo que es importante identificar cómo reaccionan a la exposición solar y al calor.
Beneficios y precauciones de la exposición al sol
Según la Dra. Fabio, “en pequeñas dosis y bajo supervisión médica, la exposición al sol puede ser beneficiosa para algunos pacientes con psoriasis, ya que los rayos ultravioleta ayudan a reducir la inflamación. Sin embargo, la sobreexposición o la falta de protección puede provocar quemaduras solares, que a su vez desencadenan brotes de la enfermedad”.
Para protegerse de los efectos adversos del sol, la especialista recomienda el uso de protector solar de amplio espectro con un factor de protección (FPS) de al menos 30. “Es fundamental aplicarlo generosamente y renovarlo cada dos horas, especialmente después de nadar o sudar”, destaca. Además, aconseja evitar las horas de mayor radiación solar, entre las 10 a.m. y las 4 p.m., y optar por ropa ligera de algodón que cubra bien la piel.
Hidratación y cuidado de la piel
El calor del verano puede aumentar la sudoración, lo que en algunos pacientes puede irritar las lesiones de psoriasis. Para contrarrestarlo, la Dra. Fabio enfatiza la importancia de mantener la piel bien hidratada. “El sudor y la deshidratación pueden desencadenar irritación y brotes. Es recomendable usar cremas humectantes adecuadas y beber suficiente agua para mantener una correcta hidratación”.
También es importante evitar duchas con agua caliente, ya que el calor excesivo puede resecar aún más la piel y agravar las lesiones. Se sugiere optar por baños con agua tibia y, posteriormente, aplicar una crema hidratante para retener la humedad en la piel.
Actividades al aire libre y piscinas
Las actividades acuáticas, como nadar en piscinas o en el mar, pueden ser beneficiosas para algunos pacientes, pero también presentan riesgos. “El agua salada puede ayudar a aliviar la piel y reducir la descamación, pero en exceso puede resecarla”, explica la dermatóloga. “Por otro lado, el cloro de las piscinas puede irritar la piel, por lo que es recomendable enjuagarse bien al salir del agua y aplicar una crema emoliente”.
La Dra. Fabio también hace hincapié en la importancia de un enfoque integral: “El verano puede ser una oportunidad para que los pacientes con psoriasis mejoren su bienestar general, siempre y cuando se tomen las precauciones adecuadas. Una consulta con el dermatólogo es clave para adaptar el tratamiento y las recomendaciones a las necesidades específicas de cada paciente”.
A pesar de los desafíos, el verano no debe ser visto como una amenaza para las personas con psoriasis. Con un enfoque adecuado y el acompañamiento médico necesario, los pacientes pueden disfrutar de esta temporada sin temor. “La psoriasis no define quiénes somos ni debe ser un obstáculo para vivir plenamente”, concluye la Dra. Fabio.